En La Kuka, cada comida es una conexión con el territorio. Nuestros ingredientes llegan frescos de las manos que los siembran, recolectan o pescan en las aguas y montañas de Nuquí. No hay intermediarios, solo la cadena corta entre el mar, la tierra, y tu mesa.
Cocinamos como se ha cocinado aquí siempre: con tiempo y con sazón heredada. El fogón es nuestra alma. Lo cuidamos y lo compartimos para que cada plato cuente una historia de tradición, respeto por la naturaleza y orgullo local.